El consejero de Sanidad del Gobierno de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Sanz, ha sido claro y ha hecho hoy un llamamiento a la calma, aunque reconociendo que las enfermedades respiratorias son una importante preocupación de cara a la tensión hospitalaria.
En este sentido, ha reconocido que la ocupación hospitalaria en Castilla-La Mancha alcanza ya el 74% debido al aumento de infecciones respiratorias invernales, principalmente por la gripe, mientras las autoridades sanitarias prevén que el pico máximo de ingresos se produzca dentro de «dos o tres semanas».
No obstante, aunque la presión hospitalaria ha aumentado de forma notable en los últimos días, la situación actual es «manejable» y está todavía por debajo del nivel alcanzado durante el pico del año pasado, cuando se registraron hasta 3.800 urgencias diarias.
Según ha detallado, en la jornada de este domingo, los hospitales de la región atendieron unas 3.000 urgencias. Cifra que se espera siga incrementándose hasta alcanzar su punto máximo a finales del mes de enero, a consecuencia de este aumento de las infecciones.
El consejero ha explicado que la presión asistencial continúa en ascenso, con hospitales como el de Tomelloso superando el 80% de ocupación, mientras que otros centros como el de Alcázar de San Juan presentan cifras más contenidas, en torno al 54%.
«Estamos subiendo, pero todavía no hemos llegado al punto máximo. El año pasado el pico se produjo tras las fiestas navideñas y este año calculamos que sucederá en dos o tres semanas», ha apuntado.
Respecto a la situación de este año, el consejero ha destacado que, aunque el virus de la gripe está experimentando una importante subida, los casos de COVID-19 y virus respiratorio sincitial (VRS) se mantienen por debajo de los niveles del año anterior.
Para hacer frente a este incremento que se prevé de cara a las próximas semanas, la Consejería de Sanidad ha tomado medidas como la apertura de nuevas camas en hospitales de Toledo y Ciudad Real, además de la contratación de personal sanitario.